Alemania necesita más basura


La obsesión alemana por el reciclaje está causando estragos en las centrales que generan energía a través de la basura. Desde que en 1991 se institucionalizara por ley el reciclaje, Alemania se ha convertido en uno de los países del mundo con mayor índice de control de los desperdicios en los hogares. El 65% de las casas recicla, muy por encima de Estados Unidos, que ronda el 35%. Pero además, el mantra verde ha calado tan hondo que la población germana ha reducido bruscamente su generación de basura. Tanto como para que las centrales de residuos y biomasa germanas, que han brotado como setas en los últimos diez años, necesiten importar basura del resto de países de la Unión Europea, la gran potencia global en la generación de energía desde los residuos sólidos, y de Norteamérica. De hecho, Estados Unidos, Canadá y Rusia llevan varios años exportando palets de madera hacia las centrales de la UE. El negocio es redondo para muchas ciudades inglesas e irlandesas, que han encontrado en esa necesidad la salvación a sus pobres ratios de reciclaje. Manchester coloca buena parte de su basura en la ciudad de Magdeburgo, donde los desperdicios son reconvertidos en electricidad para un tercio de la ciudad y calienta unos 50.000 hogares. En Hamburgo también se quema basura inglesa, a unos 60 euros la tonelada.

España ocupa el sexto lugar en la UE, en cuanto a producción de energía primaria a partir de biomasa sólida, tras Alemania, Francia, Suecia, Finlandia y Polonia. En España, el recurso renovable que más se utiliza, tanto en términos de energía final, es, con bastante diferencia, la biomasa y los residuos. La cuota del 9,4% que representan en el consumo de energía primaria en España se reparte entre la biomasa y los residuos en un 41,5%, la energía eólica en un 25,5%, la hidráulica en un 18,1%, los biocarburantes en un 8,5%, la energía solar un 5,3% y la geotermia un 0,1%.

Source: The PPP Economy

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